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Un elefante sabe muchas canciones

Las va cantando para sí, mientras recorre la sabana majestuosamente. No se siente más que una molécula felíz en un universo desfondado.

Todos los elefantes del planeta mantienen contacto telepático, conformando una red que nos sostiene y nos cuida.

Los elefantes de los circos, por ejemplo, son agentes encubiertos que nos miran con pena mientras ejecutan las estúpidas acciones que les encomendamos. Podrían irse en cuanto lo quisieran, pero permanecen en esa posición que es ideal para vernos de cerca sin suscitar sospechas.

A los elefantes no les preocupa el paso del tiempo. Cuando mueren van a parar a la sabana y la recorren con su andar cansino, a la par de sus congéneres vivos, en silencio y cantando.

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